domingo, 20 de mayo de 2012

El juicio moral



EL JUICIO MORAL



Ø Juicio es una facultad del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal. El juicio es una opinión o un dictamen.
Ø La moral, por otra parte, está asociada las costumbres, valores, creencias y normas de una persona o de un grupo social. La moral funciona como una guía para actuar ya que distingue entre lo correcto y lo incorrecto.
Ø La ética es una ciencia que tiene por objeto de estudio a la moral y la conducta humanas.

Si alguien es respetable o corrupto, leal o indigno, gracias a la ética , que es la que propone la valoración moral de las personas, acciones o situaciones ,será esta misma la que guiará nuestro comportamiento y la que aparezca en momentos que sea necesario obtener una guía de cómo se debe actuar en determinadas oportunidades.

Se conoce como juicio moral, por lo tanto, al acto mental que establece si una cierta conducta o situación tiene contenido ético o, por el contrario, carece de estos principios. El juicio moral se realiza a partir del sentido moral de cada persona y responde a una serie de normas y reglas que se adquieren a lo largo de la vida.

La familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación son algunas de las instituciones sociales que influyen en la adopción de los preceptos que determinan los juicios morales. Esto quiere decir que el entorno juega un papel preponderante en el pensamiento del sujeto sobre qué está bien y qué está mal.


Por ejemplo: una madre sale a robar porque no consigue trabajo y no tiene recursos para alimentar a sus hijos. Más allá de las implicaciones legales del caso, algunas personas pueden realizar un juicio moral que considere que el accionar de la mujer está justificado. Queda claro que estos juicios no siempre tienen que ver con aquellos desarrollados en un tribunal aunque, por lo general, el Poder Judicial coincide con la ética imperante en una sociedad.








Prejuicios sociales: definición, causas y consecuencias

Un prejuicio social es una predisposición negativa que una persona desarrolla hacia un grupo de individuos, producto de la aceptación sin evidencias de un estereotipo sobre ese grupo. Por ejemplo, el prejuicio de que "todos los judíos son avaros", que influirá en la conducta futura de su portador ante cada encuentro con un judío, del cual esperará avaricia. Estas predisposiciones, que albergamos consciente o inconscientemente, pueden tener su origen en:

  • Una falacia de generalización. Se basa en una experiencia directa del prejuicioso. Se conoce a un individuo con ciertas características, y se piensa falazmente que, como él se comportó de esa manera, todos los de su grupo también lo harán. Por ejemplo, el que fue asaltado por un hombre negro y luego piensa que todos los negros son ladrones.
  • Una información incompleta o sesgada. No se basa en la experiencia directa, sino en algo que nos dicen o que escuchamos/vemos/leemos en los medios de comunicación sobre ciertos individuos o grupos. Estos son los tipos de prejuicios más frecuentes ya que, en sociedades tan complejas como las actuales, nadie puede entrar en contacto directo con cada una de las realidades y grupos sociales existentes, en especial con los grupos sociales minoritarios. Entonces, llegamos a adquirir un conocimiento global de lo que nos rodea apropiándonos de conocimientos y opiniones ajenas. El problema es que dichos conocimientos y opiniones de otros pueden ser incompletos o sesgados, y, por lo tanto, prejuiciosos. Por ejemplo, el famoso caso de la prensa racista, que sólo muestra a los negros y a los inmigrantes en noticias negativas, sin darles acceso al espacio público como fuentes, haciendo que el lector adquiera o ratifique sus prejuicios negativos sobre esos grupos humanos.
  • Presentar ciertas características de personas o grupos como esenciales, cuando en realidad son existenciales. Lo esencial tiene que ver con el SER, lo accidental con el ESTAR. Así, puede haber prejuicios que consisten en estigmatizar a una persona, es decir, rotularla como poseedora de ciertas características negativas. Por ejemplo, decir de alguien que "es un pobre", en lugar de decir que "está pobre". La diferencia parece mínima, pero no lo es: en un caso damos a entender que esa persona nació pobre y que así debe morir, mientras que en el segundo caso informamos sobre su estado, pero dando lugar a que eso pueda cambiar.

Entonces, un prejuicio social vendría a ser una idea que nos formamos sobre un grupo, que implica una vinculación arbitraria entre dos conceptos que no tienen directa relación: judío-avaro, gallego-bruto, argentino-agrandado, árabe-fundamentalista, rubia-tarada, etc
 Si nos ponemos a pensar, todos somos generadores o repetidores de algún prejuicio. "Los políticos son todos chorros", "los taxistas manejan como animales", "los supermercados chinos venden más barato porque roban la mercadería o apagan las heladeras de noche", "los bolivianos son sucios", "los ingleses son arrogantes", "los pobres merecen ser pobres porque no se esforzaron lo suficiente", etc.

Algunas consecuencias de este prejuicio pueden ser el racismo, xenofobia, homofobia, intolerancia religiosa...




Una posible causa de que se formen estos prejuicios morales es que en el proceso de formación de nuestra identidad necesitamos adherirnos a juicios firmes sobre lo que somos y sobre por qué no somos como aquellos de los que nos queremos diferenciar. En ese afán de encontrar lo que nos hace únicos , exageramos las diferencias con los que no son como nosotros, hasta el punto de prejuzgarlos de una manera u otra.








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